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San Juan de la Maguana

La Restauración de la República

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Por Rubén Moreta 
En el
1861, diecisiete años después de la proclamación de la Independencia
Nacional, el Presidente Pedro Santana negoció y declaró la anexión de la
República Dominicana a España, sepultando la soberanía nacional. Los
dominicanos revirtieron el infortunado sesgo anexionista, en una
singular guerra de guerrillas, armados con machetes, palos y piedras. 
La
Guerra de Restauración de la República se erige en la más gloriosa
contienda por la recuperación de la libertad y soberanía del pueblo
dominicano. Se caracterizó por la masiva y entusiasta participación
popular, muy especialmente de los campesinos, que ya tenían una
verdadera conciencia e identidad nacional. 
El singular
levantamiento abarcó toda la media isla, evidenciando la actitud
anticolonialista, el coraje y firmeza de acero de un pueblo decidido a
ser libre o morir. 
La Restauración sobresale como gesta
emancipadora porque el pueblo en armas, con un ejército irregular pudo
vencer a una gran potencia -España- que se rindió sin condiciones. A
pie o montados a caballo, sin armas sofisticadas, más que machetes y
garrotes, el pueblo sublevado logró consolidar el proyecto nacional, que
había ideado Juan Pablo Duarte. 
Es preciso destacar que la
construcción histórica de República Dominicana es muy particular, ya que
en vez de una, tuvimos tres proclamas independentistas. La primera en
el 1821, que lideró el ilustrado prócer José Núñez de Cáceres, con su
Independencia Efímera, marcando la separación del imperio español; la
segunda, en 1844 guiada por los jóvenes febreristas, inspirados por Juan
Pablo Duarte, para romper con la tutela de Haití, y la tercera, en
1863, para poner fin a la anexión de la República a España, que había
reducido la novel nación a una provincia española ultramarina. 
Honor a los héroes restauradores de la República Dominicana. 
El autor es Profesor UASD.

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