El padre del niño comentó el miércoles al sitio digital Le360, cuando el niño llevaba 25 horas atrapado: “Es mi pozo, yo estaba reparándolo y Rayan estaba a mi lado. En un momento dado él se cayó y yo no me di cuenta. Alertamos a las autoridades y todos los vecinos han venido a apoyarnos. Todo el mundo ha hecho lo máximo para que él salga con vida y que yo pueda cogerlo entre mis brazos esta noche. Pero no les oculto que tanto su madre como yo estamos destrozados y muy nerviosos”.
Este mismo medio local señalaba que los socorristas han deslizado una cámara por el agujero donde cayó Rayan y han detectado este viernes por la mañana un “pequeño movimiento” en el lugar donde supuestamente se encuentra el niño. Ese movimiento ha sido interpretado como “un signo de vida”.
El portavoz del Ejecutivo marroquí, Mustafa Baitas, indicó en la rueda de prensa del jueves posterior al Consejo de Ministros, que el Gobierno se había movilizado “fuertemente”. Aclaró que no habría ningún problema en pedir ayuda, pero que el Estado contaba con la capacidad y la experiencia para desarrollar la operación de rescate.
Baitas señaló las alternativas que se habían barajado para rescatar al niño. La primera consistía en alargar el diámetro del pozo. “Pero teníamos miedo de que las piedras y la tierra cayeran sobre el niño”. Después pensaron también en que descendiera un socorrista. “Ha habido tentativas, pero no han funcionado”, aclaró.
Finalmente, la tercera técnica consistió en excavar un pozo paralelo al agujero de 32 metros donde se encontraba el niño. Baitas recordó que los equipos de socorro habían trabajado día y noche. Y que el gran desafío al que se enfrentaban era la propia naturaleza del suelo, que hacía difícil la intervención de las máquinas. En la operación de rescate han intervenido decenas de operarios y cinco máquinas pesadas.