En Haití hay alrededor de 150 partidos políticos. Pero son en realidad organizaciones de una familia, de un líder único o que funcionan como una sociedad anónima privada.
El sociólogo Alain Gilles lo define más claramente. “Los partidos políticos funcionan muchas veces como el espacio de formación para nuevos fundadores de partidos ya que constantemente los miembros se retiran para fundar nuevos partidos”.
Esta situación se explica porque, más que en muchos otros países, en Haití la política es vista como un espacio solo para enriquecerse sin tomar en cuenta el interés del pueblo.
Una gran volatilidad. Esta multiplicidad de partidos políticos está acompañada de una gran volatilidad. Muchos partidos nacen en un proceso electoral, pero desaparecen, y luego surgen nuevamente en otra contienda electoral.
En estas condiciones, en el contexto haitiano no existen prácticamente grandes partidos políticos.
Una prueba de ello es que, de una elección a otra, los partidos que obtienen la mayor parte de los votos tienden a cambiar.
Por ejemplo, de los cuatro partidos que obtuvieron más de 5% de los votos en las elecciones del 2006 ninguno estuvo presente en este mismo grupo en el 2015.
Además, durante esta década, a pesar de este número inverosímil de partidos políticos en Haití, nunca más de cuatro han obtenido más del 5% de los votos.
Otro indicador es que existen partidos considerados grandes que no tienen candidatos en elecciones legislativas.
Por ejemplo, solo nueve de los 49 partidos que participaron en las elecciones generales de 2010-2011 presentaron tanto a un candidato presidencial como a otros en la Cámara de Diputados.
Nueve partidos, incluidos el RDNP del profesor Lesly Manigat, y Renmen Ayiti, del ex primer ministro Jean-Henry Céant, presentaron solo un candidato a la presidencia y ninguno en las elecciones legislativas.
Parlamento infuncional. El Parlamento es el espacio político que más refleja la gran multiplicidad de partidos y facciones políticas en Haití. Por ejemplo, en las elecciones del 2015-16, de 119 curules en la cámara de diputados, solo seis partidos obtuvieron más de cinco.
Esta composición heteróclita del parlamento hace casi imposible la formación de coaliciones en el parlamento haitiano y, de ahí hace prácticamente disfuncional la institución.
Por ejemplo, la nominación de un Primer Ministro es casi imposible por este problema. Hace más de tres meses desde que Ceant fue revocado mientras que Michel Lapin no ha sido ratificado pese a que intentó presentar tres veces su política ante el Parlamento.
Ni institucionalidad ni ideología. La crisis de los partidos políticos en Haití se debe a las debilidades institucionales del país y la falta de ideología que se combinan para crear un gran desorden en la arena política.
De la caída de la dictadura de Duvalier en el 1986 hasta el 2013, se necesitaba veinte miembros fundadores y 5000 adherentes para fundar un partido político en Haití.
Sin embargo, la ley del 2014 de Michel Martelly eliminó el requisito de los 5,000 adherentes y así se agravó la situación al permitir la fundación de un partido político con tan sólo 20 personas.
Por eso se tienen hoy en día alrededor de 150 partidos políticos en Haití.
Además del problema institucional, la falta de ideología contribuye a la multiplicación de los partidos.
Muchos presidentes abandonan los partidos con los cuales fueron electos para formar otros. Jean Bertrand Aristide llegó al poder con el Frente Nacional para el Cambio y la Democracia (FNCD) en el 1990, pero lo abandonó para fundar Fanmi Lavalas.
El expresidente René Préval fue electo bajo OPL en el 1995, pero fundó dos partidos: Lespwa (Esperanza) e Inite (Unidad) en menos de cinco años.
Michel Martelly ganó las elecciones con Repons Peyizan (Respuesta Campesina) pero fundó luego PHTK (Partido Haitiano Cabeza Rosada).
Con el partido PHTK, conocido como Tek Kale, llegó a la presidencia Jovenel Moise en febrero de 2017, y quien en estos momentos enfrenta una crisis política ante los reclamos de diversos sectores sociales, políticos y económicos para que renuncie.
Ese reclamo se sustenta en el manejo irregular que se le habría dado a los fondos de Petrocaribe, enviados por Venezuela para invertirlos en obras de desarrollo social.
Entre izquierda y derecha. La mayor parte de los partidos haitianos, según explica el sociólogo Laennec Hurbon, se identifican como demócratas, nacionalistas, patrióticos y populares para definir sus ideologías, “pero eso está lejos de la realidad”.
Lo que prima no es ideología, que no existe, sino estar en el poder, ya que miembros de muchos partidos tienden a pasar al partido gobernante, aunque las ideologías supuestamente chocan, refirió el experto.
Si se quiere categorizar a los partidos, hay que decir que desde la caída de Francoise Duvalier, en 1986, la mayor parte de esas organizaciones tienden a tener un discurso de izquierda. Entre esos Lavalas es la entidad política más importante como partido de izquierda.
Otros partidos de izquierda serían Pitit Desalin (de extrema izquierda), Fusión y OPL (de centro izquierda). Existen muchos otros partidos que dicen ser de izquierda, pero no son políticamente relevantes, o sea, en términos de votos. Los partidos fundados por Preval, Lespwa e Inite, pudieran catalogarse como centristas, mientras que RDNP, del expresidente Manigat, es de centro derecha. El partido PHTK, de Martelly, es de derecha.