PARÍS.– El presidente francés, Emmanuel Macron, quiere aparecer como un líder internacional de la acción contra el cambio climático y una de sus estrategias es la captación de investigadores de otros países, como acaba de hacer con tres científicos españoles.
Núria Teixidó, ecóloga marina de Barcelona, es uno de los fichajes de la iniciativa bautizada “Make Our Planet Great Again” (“Hagamos nuestro planeta grande de nuevo”), la provocadora frase con que Macron respondió en 2017 al anuncio de Donald Trump de que Estados Unidos se retiraba del Acuerdo de París.
Teixidó trabaja desde diciembre en el Laboratorio de Oceanografía de Villefranche-sur-Mer, en la Costa Azul (sureste), que depende de la Universidad de la Sorbona y tiene una de las series más antiguas de mediciones de temperatura del Mediterráneo, y afirma a EFE que “la experiencia es muy positiva”.
Fue seleccionada en la primera fase de este programa, que tras la tercera, anunciada esta semana, cuenta con 44 investigadores internacionales, tres de ellos españoles.
Francia les ha ofrecido medios y estabilidad. Cada uno de ellos dispondrá de una financiación de entre 500.000 y 750.000 euros (de 565.546 a 848.319 dólares) durante los entre tres y cinco años que duran los proyectos, según el Ministerio de Enseñanza Superior e Investigación.
De los doce científicos elegidos esta semana por el programa “Make Our Planet Great Again” que próximamente llegarán a Francia, ocho proceden de países de Europa (entre ellos un español), tres de Norteamérica y uno de Asia.
El español es Ignacio Palomo, que trabajará en soluciones de transformación para la sostenibilidad en los Alpes y lo desarrollará en el Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNRS).
Como investigadora, Teixidó había trabajado hasta ahora en España, en la Antártida, en Alemania, en Italia y en Estados Unidos, de donde llegó a Francia después de pasar un par de años en la Universidad de Stanford.
Se tuvo que ir de España “porque no había perspectivas de largo plazo”. Y lamenta que frente a la oportunidad que se le ha abierto en Francia, su experiencia de la investigación en España es que “todo son parches” y falta inversión y una apuesta sólida por la ciencia.
“Francia ha tenido desde la COP21 (la cumbre que dio lugar al Acuerdo de París) un papel destacado en la temática del cambio climático”, considera. No escatima elogios hacia la iniciativa en la que está integrada: “Es bueno dar visibilidad a la ciencia, a la tecnología, al desarrollo, que deberían tener más presencia”.
Según su análisis, Macron está utilizando “una estrategia de contradiálogo con Estados Unidos” por la posición de Trump, que se niega a someterse a los compromisos con el resto de países para limitar y mitigar el calentamiento global.
De su experiencia en California concluye que el presidente estadounidense no representa a todo el país, en particular al mundo académico, y que, de hecho, en las universidades el cambio climático mantiene “una trayectoria muy fuerte en el terreno científico”.
“El cambio climático está sucediendo, nos afecta a todos y tenemos que reaccionar ya”, subraya Teixidó, que estudia el impacto del calentamiento sobre los ecosistemas marinos y cómo afecta a su vez a la sociedad, así como las posibles “soluciones naturales”.
Desde la Revolución Industrial, el aumento de las emisiones contaminantes se están traduciendo en una acidificación de los océanos y una de las formas de combatirlo es trasplantar lo que llama “bosques marinos”, de plantas acuáticas o algas, que absorban el dióxido de carbono (CO2).
Pero insiste en que “la solución más radical y más rápida es reducir las emisiones de efecto invernadero”.