Por Alexis Rodríguez
La República Dominicana es un país que goza de la gracia del favor del Creador del universo, pues desde el juramento trinitario de sus fundadores, la primacía a Dios en su lema, la inclusión de La Biblia en su escudo, asideros en la propia Constitución (Artículos 34, 32, 45) hasta la aprobación de leyes y ordenanzas así lo evidencia.
Estos fundamentos constitucionales y legales son herramientas poderosas para ser potencializadas por los que profesan la fe cristiana, llamados a la gran comisión y a dar por gracia lo que por gracia han recibido.

En estos últimos tiempos en que vivimos, donde vemos el cumplimiento profético de lo revelado en la Palabra de Dios, el deterioro de nuestra sociedad, el aumento de jóvenes que delinquen sin control, la proliferación de contenidos basura y a promoción de antivalores en los medios de comunicación y redes sociales, es oportuno que la gracia de Dios sobreabunde.
Quizás hemos tenido culpa de lo que acontece y se ha acelerado, pues nos hemos descuidado de instruir al niño en su carrera para que cuando fuere viejo no se aparte de ella, no predicamos la palabra de Dios a tiempo y fuera de tiempo; pues no aprovechamos bien el tiempo en el que Dios nos permite vivir, de manera específica en nuestra Nación Dominicana.
Contamos con la Ley 44-00, que establece la obligatoriedad de la lectura e instrucción bíblica en las escuelas públicas y privadas, modificando la Ley General de Educación 66-97, una oportunidad de oro para las iglesias cristianas.
La ley determina la lectura de textos bíblicos y una instrucción semanal, con programas propuestos por la Conferencia del Episcopado Dominicano y la Confederación Dominicana de la Unidad Evangélica (CODUE).
La Ley introduce introduce la enseñanza bíblica, establece una lectura diaria de textos bíblicos y una instrucción semanal. La ley se fundamenta en los principios cristianos que figuran en la Constitución y la Ley General de Educación.
Desde su aprobación en el año 2000 esta ley está disponible y en "vigencia", pero se ha aplicado muy poco; evidenciado en 2019, que la Cámara de Diputados aprobó una resolución que exigía el cumplimiento de la Ley 44-00, argumentando que su aplicación podría ayudar a reducir la delincuencia.
Proponemos que se haga un levantamiento de todos los centros educativos, públicos y privados, y las iglesias cristianas se los distribuyan conforme proximidad a su radio de acción directa para aprovechar la Ley 44-00 y contribuir así a la reducción de la delincuencia y otros males que aquejan a nuestra sociedad.