Entre estas aplicaciones, sin duda la más popular es WhatsApp, propiedad de Meta, que se ha convertido en el canal más fluido de comunicación interpersonal en la sociedad actual.
Las posibilidades de WhatsApp en cuanto a privacidad son elevadísimas. La plataforma se asegura de que las comunicaciones sean secretas, con iniciativas como el cifrado de extremo a extremo, que conlleva que los mensajes no se almacenen en servidores y por lo tanto queden únicamente almacenados en los terminales de envío y recepción.
Sin embargo, en todo este mecanismo de encriptación sí hay algunos detalles que quedan expuestos, siendo uno de los más reseñables el descubierto a través de la funcionalidad de los estados.
Estos estados son publicaciones efímeras, en formato 'story' (siguiendo la estela de Snapchat o Instagram), visibles durante 24 horas por parte de los contactos que decide el usuario que los publica.
Teniendo una serie de conocimientos técnicos, y a través de la URL única que genera cada estado, es posible crear una tabla en MySQL accediendo al 'log' (registro) de las fechas y horas exactas a las que accede cada usuario y almacenar así otros datos como la dirección IP o la información acerca de la conexión desde la que accede cada uno de ellos.
La identificación de cada contacto se hará de manera simple, comparando la información pública que ofrece WhatsApp sobre la hora de acceso de cada contacto, con los datos de dicho registro, para averiguar qué conexión corresponde a cada uno de ellos.
Para impedir el acceso a estos datos, lo único que el usuario puede hacer es desactivar en 'Privacidad' la función de confirmación de lectura, o bien conectarse a través de una VPN que proteja los datos de navegación.