EE.UU.– A medida que se acerca la hora del acto de exaltación al Salón de la Fama que protagonizará el expelotero dominicano Vladimir Guerrero, el mundo del béisbol profesional es consciente que con su entrada al recinto sagrado llegará la “Magia” que ponía a la hora de batear la pelota.
Guerrero se convirtió en uno de los toleteros más carismáticos durante los 16 años que estuvo en las Grandes Ligas, que maravillaba cuando salía a la caja de bateo y no había pelota que le llegase de los lanzadores fuera de la zona del “strike” a la que no le hiciese contacto.
Ese carisma y respeto será reconoció para siempre cuando el domingo haga su discurso de aceptación como nuevo miembro del Salón de la Fama que llega a Cooperstown. Su elección, merecida, es el resultado de muchas jornadas de haber dado momentos espectaculares a los fanáticos del béisbol también con su brazo desde el jardín derecho y las otras cualidades que siempre mostró sobre el diamante.
Los números hablan por sí mismos después de haber conseguido 449 jonrones, 447 dobles, 1.496 carreras producidas y OPS de .931, entre muchos otros. Con dicha trayectoria en las Grandes Ligas, Guerrero se convirtió en el primer jugador de posición dominicano elegido al Salón de la Fama, siendo los exlanzadores Juan Marichal (1983) y Pedro Martínez (2015) los primeros quisqueyanos en tener una placa en Cooperstown.
Su logró es también en el reconocimiento a toda la gran evolución y aportación que el béisbol dominicano ha hecho a las Grandes Ligas en los últimos 30 años y que de no haber sido por el problema del dopaje, peloteros como Sammy Sosa y Manny Ramírez tenían el talento suficiente para haber entrado en el recinto sagrado del Salón de la Fama.