Nuestro ordenamiento penal y procesal penal establecen que la prisión preventiva se constituye en una excepción a la regla general que es la libertad. El legislador dominicano muy sabiamente instituyó que la prisión preventiva solo procede en los casos en que el imputado pueda sustraerse del proceso.
Pero aún algunos actores del entramado judicial, especialmente los representantes del ministerio público, no obstante el arraigo de los imputados, prefieren maliciosamente dictaminarle prisión preventiva, lo cual es un castigo anticipado. Eso se lo están aplicando al Profesor Arsenio Quevedo.
Quevedo logró en pocos años aglutinar treinta y cinco mil choferes y construir 445 sindicatos, asociaciones y/o empresas del transporte y afiliarlos en una poderosa federación (Unatrafin), lo cual produjo ronchas en caudillos egoístas que creen que el negocio del transporte de pasajeros es una herencia solo de ellos.
Este deportista sureño, con una nueva mística, caballerosidad y carisma, junto a un gran equipo de trabajo, logró convertirse en un líder del acarreo masivo de pasajeros en toda República Dominicana. Eso ha molestado a los individuos que el periódico El Nacional justamente definió como “los dueños del país”.
Arsenio Quevedo, aunque es fundador en San Juan de la Maguana del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), se maneja con un criterio institucionalista, sin amarres con el gobierno, ni persiguiendo dádivas de las alturas del poder, sino trabajando de sol a sol, imprimiéndole un nuevo estilo de atención a los usuarios del transporte público.
La Unatrafin de Arsenio Quevedo es la entidad de más rápido crecimiento en el transporte organizado, lo que ha generado celos y bajos instintos de los competidores, llegando a querer destruir a su líder, inventándole un expediente aberrante e inverosímil.
El éxito de Arsenio Quevedo era motivo de mortificación de sus competidores, por lo que urdieron un siniestro plan para sacarlo del negocio, y al efecto, con la complicidad de la Fiscalía del Distrito Nacional y de la procuraduría General de la República, han pretendido humillar al dirigente choferil sureño, enclaustrándolo en una mazmorra.
La privación de libertad del Profesor Quevedo es abusiva. El expediente instrumentado en su contra es una trama descabellada en contra de un ciudadano que solo ha sabido hacer aportes al país a través del deporte, la cultura, la organización del transporte y el ejercicio decente de la política.
Su mantenimiento en cautividad es un acto de injusticia y atropello que lesiona sus derechos constitucionales, especialmente la presunción de su inocencia, consignada en nuestro texto sustantivo y en todas las normativas internacionales.
Nunca Quevedo ha dado señales de que rehuirá a su responsabilidad de acatar las citaciones y llamamientos del juicio, porque es un hombre de trabajo, con bienes y familia. Es el principal interesado en ventilar la acusación falaz en los tribunales, porque está convencido, junto a sus abogados, de que dinamitará los argumentos de sus acusadores y probará su inocencia.
Procede jurídicamente que Arsenio Quevedo sea puesto en libertad y seguirle el proceso acusatorio en los tribunales, donde demostrará sobradamente su inocencia.
Otorgarle libertad condicional no implica eximirlo del juicio de fondo o premiarlo con un privilegio. Es que un ciudadano con el arraigo suyo, bien puede agotar el proceso inquisidor fuera del presidio, a partir de su presunción de inocencia.
Arsenio Quevedo, a quien conozco desde hacen décadas, no es asesino. Es un gran deportista, un destacado humanista y un hombre decente. Su prisión preventiva es un castigo y/o pena anticipada.
El autor es Profesor UASD.