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San Juan de la Maguana

¿Qué significado tiene un huracán para un o una adolescentes?

Un huracán para un/una cabeza de familia trae consigo preocupaciones que se enmarcan fundamentalmente en aspectos económicos, dependiendo del tipo de empleo que este o esta ostente, así de proporcional será su preocupación de producir económicamente hablando para la adquisición de las raciones alimenticias que les permitirá pasar este fenómeno en el seno de una familia tradicional de la Republica Dominicana. 

Para una familia que depende de una fuente de ingreso mensual fija, un huracán podría significar unos días de trabajo bajo un clima no favorable y, que le expone a un nivel de peligro considerable al trasladarse del trabajo a su casa. 

En el caso de una familia que carece de una fuente de empleo fija y que sus principales actividades económicas dependen, entre otras cosas de un tercero que pueda en un momento demandar de su servicios, para este un huracán podría ser interpretado como una dificultad que les minimiza las posibilidades de llevar el pan a su hogar y que lo posiciona en un nivel de peligro superior al antes mencionado, es posible que mientras da lectura a este texto usted se dibuje un personaje en su cabeza, tal vez su vecino o tal vez hasta una persona de su entorno familiar; pasar malos ratos bajo actividades hídricas y fuertes vientos no naturales podría significar hasta la muerte. La finalidad de este texto no es poner en posiciones encaradas la diferencia de clases entre estas dos familias, es por el contrario hablar un poco de situaciones en común de ambas.

Preocuparse por asuntos económicos para sustentar un núcleo familiar no es nada que se deba criticar, sin embargo, cuando se presenta un fenómeno atmosférico que atenta contra la seguridad de las familias prestar atención a que hacen nuestros hijos e hijas es un asunto de responsabilidad que amerita el mismo grado de adeudo que las actividades económicas.

Hablar de la aproximación de un huracán hacia nuestro país crea un estado de alerta general, más para las personas que viven a las márgenes de ríos y cañadas de diferentes sectores de República Dominicana; los barrios de las cuencas de los ríos Ozama e Isabela, la Mesopotamia en San Juan De La Maguana podrían ser ejemplos. En estos barrios un huracán implica, en muchos de sus casos, sacar la familia de la zona de mayor vulnerabilidad y llevarlo a refugios o albergues, donde pasaran hasta que sus viviendas vuelvan a estar habitables, para un o una adolescentes, conociendo las características de su edad estar en un albergue podría costarle su futuro, segun el ministerio de salud pública ante situaciones de desastres los albergues entre otras cosas deben tener, la capacidad para dar respuestas a la salud de los y las adolescentes, sin embargo, en los albergues se carece de privacidad, no se responde a una dinámica de atención a adolescentes incluso cuando el ministerio de salud tiene una lista de cosas hacer antes, durante y después estas no se operativizan. 

Los padres en su afán de salir a garantizar la comida de estos se ven en la obligación y descuidan la seguridad de sus hijos e hijas adolescentes, quedando expuestos-as a un espacio que le he desconocido, donde no son válidas las reglas y el respecto a la intimidad es una práctica no muy frecuente. En 1998 el huracán George golpeo fuertemente a la Republica Dominicana, producto de este fenómeno un número considerable de familia vivió por un tiempo en albergue donde se dieron desde casos de abusos por edad, robos, hasta violaciones en los diferentes albergues o refugios. En esos tiempos la baja coordinación entre las autoridades locales y gobiernos centrales dieron espacio a situaciones como las antes mencionadas.

18 años después de George existen comunidades que aún sufren los efectos del mismo, incluso cuando recientemente acaba de visitarnos mathews creando nuevas situaciones que recuerdan una etapa amarga vivida en el 1998, se repiten escenarios similares, pero en menor proporción. Esperamos que vayan siendo fortalecidas las estrategias por parte del gobierno para dar respuestas a situaciones de emergencias ante desastres. Mientras tanto la carencia de mecanismos estratégicos de atención y cuidado de las adolescencias ante situaciones de desastres contribuyen a la vulnerabilidad de las mismas; se desconoce sobre sistemas de educación que ayuden a esta población a responder de manera efectiva antes situaciones de desastres, un punto que es de analizar es la de incluir a la población adolescentes en las tomas de decisiones antes, durante y después de un fenómeno.

Según Macionis los seres humanos somos entes sociales, que incluso la decisión que pueda parecer más íntima en un determinado momento están influenciada por pequeños grupos sociales, viéndolo de otro modo las decisiones que tomamos terminan siendo el producto de una influencia constantes de los grupos sociales a los que pertenecemos. Sabiendo esto lo adaptamos a una situación de refugio de un/una adolescentes después de un fenómeno atmosférico agresivo, el estado actual en el que se encontrara en ese momento será de crisis, se verá bajo un yugo adulto centrista que no le permitirá ser parte dentro de los procesos de diálogos que se desarrollen durante o después del fenómeno, cuartando de una manera sutil su derecho a la participación lo que contribuirá de manera negativa a la crisis por la que este pasando el o la adolescentes en ese preciso instante. Las decisiones por la que se regirán los y las adolescentes durante su tiempo de refugiado-a estará diseñada por personas adultas, ejerciendo su poder sobre los mismos.

Retomando el punto de la intimidad como mencione líneas atrás, pero esta vez apoyándonos en el planteamiento de Macionis podría expresarse la carencia de la misma como un atentado al comportamiento moral de las y los adolescentes, pasar por un estado de cambio de vivienda y hábitat sin planificar aporta a la inestabilidad adolescentes. Por otra parte, están los acosos constantes a los que son sometida-o en ausencia de sus familiares, entendiendo el comportamiento propio como una expresión de la voluntad de la sociedad sobre uno mismo, los acosos constantes encaminaría a un desequilibrio mayor en la sobriedad de un/una adolescente, podría entre otras cosas conllevarlo a un estado de ambivalencia, cayendo en cualquier momento a las relaciones sexuales sin estar preparada-o para la misma, arriesgándose así a adquirir una infección o un embarazo lo que traumatizaría por

completo a una adolescentes, por otra parte las muchas acciones que hacen las personas adultas sin medir consecuencia podría influenciar a los y las adolescentes al uso de sustancia no acta para su edad; alcohol, cigarro y hasta el consumo de sustancias prohibida por la justicia dominica, refugiándose en estas como una medida para manejar los niveles de depresión.

Para evitar situaciones de riesgo mayores antes, durante y después de un fenómeno es responsabilidad de padres, madres y autoridades competentes dialogar con los y las adolescentes e incluirlos en los procesos de planificación de estadías en los albergues o refugio, apoyando de esta manera el manejo adecuado de los y las mismas ante situaciones similares en un futuro.

por; José Eduardo Rodriguez

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