Por Rafael Robles
Como académico nacido y criado en Cotuí, he sido testigo privilegiado de la transformación socioeconómica -insuficiente, pero visible- que ha experimentado nuestra región desde el inicio de las operaciones de la mina de Pueblo Viejo en 2013. Esta experiencia vivida, aunada a mi formación académica, me permite ofrecer una perspectiva fundamentada sobre las oportunidades que representa el proyecto minero Romero para la provincia de San Juan.
Desde 2013, Pueblo Viejo -la mina de los cotuisanos- ha generado un impacto económico transformador, aportando más de US$3,200 millones en impuestos directos e indirectos al Estado dominicano. Con una inversión inicial de US$4,500 millones, el proyecto se consolida como la segunda mina de oro más importante del mundo en capacidad productiva.
El impacto directo en el empleo ha sido sustancial: la mina emplea a alrededor de 2,500 personas, de las cuales el 97% son dominicanos, además de generar miles de empleos indirectos. Puedo testimoniar el cambio tangible en la calidad de vida de las familias cotuisanas, especialmente en el acceso a educación superior, mejores oportunidades laborales y fortalecimiento del comercio local.
Aun así, la experiencia de la provincia Sánchez Ramírez revela ciertas deficiencias en la transferencia efectiva de recursos estatales a las localidades anfitrionas, lo que subraya la importancia de fortalecer los mecanismos de supervisión ciudadana en San Juan. A pesar de estas limitaciones institucionales, son innegables los destellos de transformación socioeconómica que se observan en la región cotuisana.
El proyecto Romero presenta características técnicas y ambientales que lo posicionan de manera ventajosa respecto a otros desarrollos mineros globales. La propuesta de GoldQuest Mining Corp. implementa un modelo de minería subterránea que minimiza significativamente el impacto ambiental comparado con la extracción a cielo abierto.
La proyección de generar más de 6,000 empleos directos durante la fase operacional representa una oportunidad transformadora para San Juan. Con una vida útil estimada de siete a ocho años, el proyecto promete aportar US$224 millones al Estado, cifra que podría incrementarse considerando los precios del oro, la plata, el cobre, el zinc y el plomo.
Particularmente destacable es el compromiso voluntario de GoldQuest de entregar más del 40% de los beneficios al Estado, superando los requerimientos legales. Más significativo aún es la dedicación específica del 13% de los beneficios netos directamente a la provincia San Juan, equivalente a RD$8,800 millones, para desarrollo social y comunitario.
Los RD$116 millones mensuales proyectados específicamente para San Juan representan un flujo de recursos sin precedentes que podría financiar proyectos de obras educativa, sanitaria, vial y productiva de manera sostenida.
El proyecto Romero incorpora innovaciones ambientales que marcan un nuevo estándar en la minería dominicana. El compromiso formal de no utilizar cianuro ni otros químicos contaminantes, junto con un sistema de gestión hídrica de circuito cerrado, responde a las principales preocupaciones ambientales.
La implementación de minería subterránea, donde la totalidad de la roca estéril se devuelve al subsuelo como relleno, elimina la formación de pilas de residuos superficiales. Esta característica, combinada con la ausencia de estanques de relaves o presas de colas, representa un avance significativo en sostenibilidad ambiental.
El plan de restauración ambiental de la cuenca media del río San Juan constituye un valor agregado que trasciende el período operacional del proyecto, creando beneficios ambientales de largo plazo.
La experiencia de Cotuí ofrece evidencia empírica del potencial transformador de la minería responsable. Los programas de desarrollo comunitario implementados por Barrick han beneficiado directamente a las comunidades, incluyendo iniciativas educativas, deportivas y de agronegocios que han fortalecido el tejido social local. El programa de capacitación técnica ha demostrado particular eficacia, con el 90% de los jóvenes participantes incorporados a la fuerza laboral.
La transformación visible en Cotuí, aunque podría y tiene que optimizarse con una mejor distribución de recursos fiscales estatales, demuestra que la minería bien gestionada puede catalizar el desarrollo regional. Esta experiencia sugiere que San Juan, con un marco contractual más favorable y mecanismos de supervisión ciudadana fortalecidos, podría experimentar beneficios aún más significativos.
El proyecto Romero tiene características técnicas, económicas y contractuales que lo posicionan como el desarrollo minero más prometedor de República Dominicana. Los 116 millones de pesos mensuales proyectados representan una oportunidad de desarrollo sin precedentes que podría financiar infraestructura universitaria, sistemas de salud especializados, redes viales modernas y programas de diversificación productiva.
La infraestructura desarrollada -líneas eléctricas, vías de acceso- constituye un legado permanente que beneficia el desarrollo regional mucho más allá de la vida útil del proyecto, creando las bases para la diversificación económica futura.
La implementación exitosa requerirá la aplicación de las mejores prácticas internacionales en gestión ambiental y relacionamiento comunitario. La realización de los Estudios de Impacto Ambiental y Social por firmas de renombre internacional representa una oportunidad para establecer un nuevo estándar de transparencia y participación ciudadana.
El proyecto Romero representa para San Juan una oportunidad histórica que supera cualquier precedente en el sector minero dominicano. Las innovaciones técnicas, los compromisos ambientales, la magnitud de los beneficios proyectados y el marco contractual negociado posicionan a este proyecto como un modelo de minería sostenible que podría convertir a San Juan en referente de desarrollo territorial en República Dominicana y la región caribeña.
Las características excepcionales del proyecto -minería subterránea, proceso libre de cianuro, gestión hídrica sostenible, compromiso del 13% directo a la provincia- junto con la experiencia acumulada de Barrick Pueblo Viejo, proporcionan a San Juan las bases para maximizar los beneficios del desarrollo minero mientras se minimizan los riesgos ambientales y sociales.
San Juan tiene en sus manos una oportunidad única de escribir un nuevo capítulo de prosperidad y desarrollo sostenible que trascienda la vida útil del proyecto minero y establezca las bases para un futuro próspero de largo plazo.