Por: Vilmania Oviedo López
Periodista – Locutora
En los últimos días el tema de conversación ha sido la XXX Bienal Nacional de Artes Visuales inaugurada en el marco de la celebración de la Feria del Libro, donde se encuentra en exhibición la Colección Primavera del artista plástico Jorge Pineda (1961-2023), y que además se ha convertido en tendencia en los charts de redes sociales en el país, por la exposición de un maniquí vestido con uniforme escolar simulando una adolescente en estado de embarazo.
Muy por el contrario de lo que la mayoría ha podido decir de la intención del artista con esta impactante anatomía, precisamente se interpreta que su propósito era causar el llamado de atención sobre lo contraproducente que es ver a una adolescente a punto de ser responsable de la vida de un ser humano cuando ni tan siquiera sabe cómo ser responsable de su propia existencia.
Este maniquí lejos de promover el embarazo adolescente, busca abrir los ojos sobre una complicada y muchas veces lamentable realidad que viven cientos de jóvenes mujeres que sufren el viacrucis de ser madres a muy temprana edad.
La Colección Primavera existe desde el año 2014, y es durante la XXX Bienal Nacional de Artes Visuales titulada Nuevas Anatomías de Jorge Pineda, donde por fin se genera un diálogo pendiente que tiene la sociedad dominicana con sus adultos abusadores y sus adolescentes desamparadas.
Existe un audiovisual donde el propio artista se describe como una persona que tuvo una infancia completa y feliz, que contó con la impecable educación y protección de sus padres, es por esto que su arte expresa alta sensibilidad por los males que sufren los niños y adolescentes, problemas a los cuales los adultos restan importancia.
Este impacto que crea ver el maniquí en estado de embarazo es lo que debe provocarnos al ver un sistema excluyente y señalador, que muchas veces comprende al agresor y culpa a la víctima, es ese desagrado por ver una adolescente cambiar los años sagrados de su vida por ser madre a destiempo sencillamente porque encontró fuera lo que en el hogar se le negó, porque nunca se le explicó qué es el sexo o el tiempo para el amor, porque aquel personaje abusó de su cuerpo sin su consentimiento, o entre muchas otras razones porque se encontró aceptada en la persona equivocada.
Ojalá este diálogo nacional que ha desatado la obra de sin temor a equivocarme el más grande y sensible artista plástico de la República Dominicana, sirva para principalmente dos cosas: La primera, crear y buscar soluciones de tratamientos educativos, emocionales, psicológicos e inclusivos para los casos de adolescentes embarazas; y la segunda pero no menos importante, sirva este impacto para enseñarnos a apreciar la grandeza y profundidad del arte visual que nos envía los mensajes directos de nuestra realidad social.
Es que el arte provoca, ya sea aceptación, repudio, alegría o tristeza pero jamás deja la realidad a la indiferencia.