Por Roberto Rosado Fernández
Para lograr una educación de calidad para toda la sociedad es fundamental asumir con entereza y decisión la tarea de FORMAR. Esta tarea es muy delicada, sumamente delicada. Es de cada dia. Es un compromiso que envuelve a maestros docentes, directores, equipo de gestión, padres, alumnos y la localidad donde está ubicada cada escuela. Es homologada con la función de educar debido a que influye en los comportamientos de los seres humanos. Es una tarea colectiva para acciones de conciencia individual.
Formar, moldear, modelar, educar, adiestrar, criar, crecer son sinónimos que apuntan al mismo fin. Una buena ocasión para que, gestión y educadores la asimilen y la apliquen en sus respectivos centros educativos para lograr hombres útiles y alcanzar una sociedad mejor.
De acuerdo con la UNESCO, “La Educación es un derecho fundamental para promover la libertad y la autonomía personal. Es una obligación del Estado promover la educación y garantizar el goce de la misma sin discriminación ni exclusión.”La Escuela, como institución responsable de aplicar estos conceptos, está en la obligación de anidar en su seno los actores garantes de la formación, para formar el tipo de hombre definido en la Ley General de Educación 66,97.
Formar es crear habilidades o virtudes que no poseía el individuo. El maestro, si ejerce con conciencia, es ambas cosas a la vez. Si transmite conocimientos o valores y, es un buen formador. Si logra modelar a una persona en determinadas habilidades tanto de su campo profesional como personal. Sobre los hombros del maestro docente descansa la responsabilidad de crear las condiciones en el aula para lograrlo. Por demás es una condición que debe tener para su ingreso a la delicada labor de educar o enseñar. Maestro en cada espacio que ocupe, en cada circunstancia.
En estos tiempos, permeados por el incremento cada vez más pronunciado de comportamientos cuestionados por la mayoría de los dominicanos, es, más que necesario, urgente, que las instituciones políticas, sociales culturales, deportivas, formativas, comunicativas y más se unan en el propósito de FORMAR.
FORMAR, en palabras de José Martí “es un concepto que se imbrica en el concepto más amplio de educación. Educación y formación son dos momentos del complejo proceso del crecimiento humano desde el ámbito cultural de su época, en el que la dialéctica de lo interno y lo externo son condiciones que articulan como proceso y resultado del desarrollo humano personal y socialmente.”En este sentido el patricio Juan Pablo Duarte dijo:” Tienes amigos, prepáralos”.
El objeto de la educación para Eugenio María de Hostos “es el desarrollo de los elementos naturales, facultades del cuerpo y del espíritu, el aprendizaje de su mejor utilización. Su resultado inmediato es el encantamiento hacia la vida perfecta, hacia el bienestar armónico del individuo y de la sociedad. El educador, para alcanzar ese fin, no debe tratar a los educandos como si ya tuvieran reflexión y juicio, debe formárselos, debe enseñarlos a aprender y darles bastante actividad mental para que quieran aprender, a fin de hacerlos capaces, no de permanecer estantes y vegetales, sino de vivir con la robustez que un noble ideal promueve.”
Con esta consigna llevada a la práctica en cada instancia organizada, a todo lo largo y ancho del territorio dominicano, los valores se difundirán al unísono en cada lugar donde se esté consumiendo este producto cuya promoción incluya, las buenas acciones de niños, adolescentes, adultos y ancianos y, por vía de consecuencia, habrá disminución de todo comportamiento que riña con la ética y la moral.
De esta manera, muchos de los desequilibrios que preocupan a la sociedad de hoy estarían ausentes y la tranquilidad y la paz volverían a la familia dominicana.” Es la formación la luz de la cultura, la orientación de la vida cotidiana, la visión ético moral de los valores, la convivencia armónica e integridad nacional” (Martí).
Es la educación la clave del desarrollo de los pueblos. Es la libertad misma. En ella se encarna la esencia de la patria. Con ella los pueblos que la asumen con honestidad crecen y se desarrollan. Los gobiernos que la toman como eje principal hacen de sus países centro de atención del mundo civilizado. Centro de su desarrollo. Motor de los cambios necesarios para su progreso y el maestro que la asume con entera decisión se catapulta como tal y quedará en el recuerdo de la posteridad como Hostos, Martí, Duarte y, muchos otros de grata recordación.
YO APUESTO PARA QUE ASI SEA.