Por Rubén Moreta
Don José de la Cruz, Alcalde del pujante municipio de Las Matas de Farfán, es un hombre público que siempre se ha manejado de forma individualista, y lo peor, con destellos toscos y prepotentes, aderezado con fanatismo religioso, desde su conversión al evangelio hacen varios años.
Quizás De la Cruz, porque es el hombre más rico de la comarca, considera que sus actuaciones están por encima de todo y de todos.
Tras retomar la alcaldía matera, ha “metido la pata” en dos ocasiones. La primera, en el acto de su juramentación el pasado 24 de abril, donde incumpliendo con el Protocolo Especial de Juramentación y Toma de Posesión de Autoridades Municipales, establecido por la Liga Municipal Dominicana (LMD) y la Federación Dominicana de Municipios (FEDOMU), el nuevo alcalde, “atento a él”, tomó juramento con un traje de color negro (chaqueta y pantalón).
Don José de la Cruz incumplió lo consignado en la página cuatro del protocolo en cuestión, que establece que la vestimenta para el ceremonial de juramentación de autoridades municipales es: “Pantalón y chaqueta de color blanco, preferiblemente blanco hueso, camisa blanca, corbata negra, zapatos negros y medias negras. En ningún caso se acompaña la vestimenta con solapas o prendas de otro color. Para el caso del Alcalde saliente, se utilizarán los mismos colores…”
Los ceremoniales son elementos simbólicos muy importante de los grupos humanos y de los pueblos en general. No olvidemos que la cultura y toda la socialización humana es simbólica y una sociedad sin protocolo ceremonial carece de identidad.
Mucho más atentatoria y grave, porque tropieza con la Constitución de la República, es la segunda metida de pata del flamante alcalde y empresario matero: la eliminación de una estatua de la Virgen de Santa Lucía, patrona del municipio, que denuncia el párroco Melanio Colás.
La libertad religiosa está protegida en nuestra ley fundamental de la siguiente forma: Artículo 45.- Libertad de conciencia y de cultos. El Estado garantiza la libertad de conciencia y de cultos, con sujeción al orden público y respeto a las buenas costumbres.
Eliminar abruptamente una imagen católica y poner en su lugar una figura de la Biblia, es una repudiable acción de fundamentalismo y fanatismo religioso-protestante. Eso no fue nada ingenuo. Lo que ha hecho el alcalde José de la Cruz en Las Matas de Farfán, es una pésima caricatura luterana, en una época donde la tolerancia religiosa es la columna en que se sostiene el paradigma cristiano.
Los católicos adoran imágenes, conforme su enfoque e interpretación del texto bíblico, mientras los protestantes o evangélicos no, pero no puede venir ahora un “jefe” de un pueblo, porque es evangélico, a imponer a la brava su dogma o interpretación. Déjele su estatua de Santa Lucía a los católicos y haga usted todos los monumentos que le dé la gana de la biblia.
Los católicos y todo el liderazgo social de Las Matas de Farfán se encuentran muy alterados y no están dispuestos a permitir los grotescos e innecesarios excesos del ejecutivo municipal.
Va mal, muy mal Don José el…
El autor es Periodista.
