Sigue creciendo el rechazo a la minera Goldquest en su genocida propósito de destruir el Valle de San Juan, explotando una mina de oro en la cabecera del Río San Juan disfrazada de “subterránea”. Que embusteros.
El pasado 15 de diciembre diecinueve sacerdotes, líderes de igual número de parroquias de la diócesis católica que abarca las provincias de Azua, San Juan y Elías Piña endosaron un manifiesto demoledor en contra de esa empresa minera malhechora, donde le piden al Presidente Luis Abinader negar el permiso de explotación del oro maldito del Proyecto El Romero “por las consecuencias nefastas para la salud y la vida de esta zona del país”.
En ese manifiesto hay una robusta expresión de respaldo, solidaridad y acompañamiento a las organizaciones científicas, profesionales, de productores agropecuarios, empresarios, comerciantes, clubes de servicio, entidades deportivas, junta de vecinos, asociaciones campesinas, organizaciones ecológicas, entre otras, que están opuestas monolíticamente a esa explotación minera que dañará irremediablemente la producción agropecuaria del segundo valle más importante de la Isla de Santo Domingo.
Las fuerzas vivas de San Juan, con la guía científica de la Academia de Ciencias de República Dominicana y la Comisión Ambiental de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), objetan el Proyecto Romero, ubicado en el paraje Hondo Valle, Provincia de San Juan, porque dañaría de forma irreparable los ecosistemas, en especial, el Rio San Juan y sus afluentes, la Presa de Sabaneta, los acueductos y todo el sistema de acequias que permiten la irrigación de más de cuatrocientas mil tareas.
San Juan quiere seguir siendo una provincia agrícola, no un distrito minero.
Enhorabuena este manifiesto de los sacerdotes.
La Goldquest debe recoger e irse de San Juan, ya que el agua es un tesoro que vale más que el oro.
El autor es Profesor UASD.