SANTO DOMINGO.- El embajador de la República Dominicana ante el Gobierno de Trinidad y Tobago, doctor José Serulle Ramia, utilizó este miércoles la prosa como instrumento para pedir al pueblo dominicano prudencia ante la pandemia del coronavirus.
“Es preferible que te quedes en casa y no que se acerque a tu familia el cerco de la sombra y el duelo del lloro que todo ahoga”, reza una parte de su prosa.
El pedimento del diplomático surge en momentos en que los muertos por el nuevo coronavirus COVID-19 en la República Dominicana ascienden a 1,123 tras otros 22 fallecimientos ayer, informó este miércoles el Ministerio de Salud Pública.
A continuación, la prosa íntegra del embajador José Serulle:
¡Cuánto extraño a mi tierra! Solo te pido una cosa, pueblo amado: sé prudente por favor
Nunca antes he añorado tanto estar cobijado por mi tierra como en estos tiempos de coronavirus.
Mis recuerdos, mis sueños duermen y viven en cada pueblo y en cada santuario de vida que anida en ella, la cuna que meció mi cuerpo recién llegado y le dio luz a mis andanzas.
Solo quiero pedirte una cosa, pueblo de mis desvelos:
Cuídate en el alba y en el crepúsculo de los días para que las noches de reposo te inunden de armonía.
Sabes lo sublime que es tu sonrisa, tu alegría y cómo envuelve tu algarabía.
No permitas que la imprudencia te robe el aliento y que el verso de felicidad comunitaria que en ti vive lo estrangule el descuido, lo apague el virus.
Es preferible que te quedes en casa y no que se acerque a tu familia el cerco de la sombra y el duelo del lloro que todo ahoga.
Te prefiero silencioso por un tiempo que callado para siempre.
Sé que es duro perder, aunque sea momentáneo, el mendrugo de la existencia o el canto de la inocencia, pero es más severo caer en la trampa del desconcierto y en el abismo de la pena.
Tú has sido paciente y heroico en la búsqueda de la libertad, y elocuente en la defensa de tus derechos de bienestar.
Por delante te queda un largo trecho para alcanzar tus justas aspiraciones y tus anhelos de bienaventuranza zurcida en el oleaje incesante de tu entrega.
Por eso te pido hoy pueblo amado, te lo imploro, sé prudente, para evitar más muerte y dolor; sé prudente, que no se pierda tu candor y no languidezca tu buen corazón.