La mascarilla será obligatoria en las clases universitarias que se vayan a realizar de manera presencial, además de en los espacios comunes, se recomienda mantener las ventanas abiertas todo el tiempo que sea posible y la enseñanza seguirá un modelo mixto (presencial y no presencial).
Son algunas de las medidas acordadas por Universidades y Sanidad y presentadas en la Comisión Delegada de la Conferencia General de Política Universitaria, a la que han asistido telemáticamente las comunidades autónomas.
Lo ha informado este lunes el departamento que preside el ministro Manuel Castells, quien no ha podido participar en la reunión tras ser operado el pasado viernes de un problema de espalda.
El documento de recomendaciones sanitarias y educativas fue elaborado el pasado junio, por lo que ahora se ha tenido que actualizar.
Se recuerda que cada universidad deberá garantizar que el número de estudiantes en la instalación no supere la capacidad de la misma teniendo en cuenta la separación de 1,5 metros entre los ocupantes.
«Si la capacidad de la instalación que garantiza la separación de 1,5 metros es inferior al número de estudiantes matriculados, la actividad no podrá desarrollarse de forma presencial en su totalidad y las universidades deberán tomar las medidas pertinentes para que se pueda llevar a cabo de forma ‘online’».
Y si se dispone de los equipos de retransmisión adecuados, las universidades podrán optar por realizar la actividad presencial con los estudiantes con los que se cumpla la condición anterior y vía videoconferencia para el resto de estudiantes de esa asignatura.
En esta opción, deberían rotarse periódicamente entre los estudiantes que reciben la enseñanza presencialmente y aquellos por videoconferencia.
En principio, según Universidades, dichas modalidades deberían utilizarse para conferencias magistrales dirigidas a un gran número de estudiantes que superan el coeficiente de ocupación requerido por las medidas sanitarias.
Sin embargo, si la capacidad de la instalación que garantiza la separación de 1,5 metros es superior al número de estudiantes matriculados, la actividad podrá ser presencial. Así, aun en el caso de que una parte de la enseñanza tenga que prescindir de la presencialidad, los seminarios y grupos de discusión que complementan las enseñanzas magistrales, así como las prácticas, podrían ser presenciales.
En el desarrollo de las prácticas obligatorias, su presencialidad o alternativas a la misma estarán en relación con la naturaleza académica, forma de implementación y ubicación de la práctica.
Se argumenta asimismo que, teniendo en cuenta la escasez de recursos docentes a corto plazo, no se considera conveniente doblar las clases por grupos para mantener la presencialidad, porque ello implicaría una sobrecarga inasumible para el profesorado».
Todas las medidas de presencialidad adaptada habrán de hacerse públicas con anterioridad a la apertura del período de matriculación en cada universidad.
En cuanto a la ventilación de las clases, se recomienda hacerlo al menos durante 10 o 15 minutos al inicio y final de la jornada y en las aulas después de cada clase lectiva.
En el documento de recomendaciones actualizado también se establece que todas las universidades tengan un protocolo anticovid y una persona responsable global de la gestión de las actuaciones derivadas de la pandemia y que, a su vez, cada facultad, escuela, instituto de investigación o centro adscrito disponga de una persona de referencia responsable en su ámbito para la gestión de la crisis.
Las universidades deberán definir un espacio para el aislamiento de la persona detectada como caso sospechoso.
Si algún estudiante desarrolla síntomas compatibles con la COVID-19, se le solicitará que se traslade hasta ese espacio, que deberá estar bien ventilado y contar como mínimo de una papelera de pedal con bolsa, y se colocará una mascarilla quirúrgica, que debe facilitar el centro.
El estudiante deberá permanecer aislado en su domicilio hasta disponer de los resultados de las pruebas diagnósticas. Si el caso se confirma, debe permanecer en aislamiento domiciliario hasta transcurridos 3 días del fin del cuadro clínico y un mínimo de 10 días desde el inicio de los síntomas.
Desde el momento en que se confirme el diagnóstico se realizará un estudio de contactos, es decir, que hayan estado a menos de dos metros de distancia durante más de 15 minutos sin mascarilla, desde las 48 horas antes del inicio de síntomas y hasta el momento en el que el caso es aislado.
Una vez detectadas esas personas, se les comunicará que deberán pasar a estar en cuarentena y hacerles una PCR.
Independientemente del resultado de esta PCR, la cuarentena debe durar 14 días, ya que, aunque en ese momento aún no sea positivo, puede desarrollar la enfermedad a lo largo de esos 14 días.
El estudiante que pasa a una situación de aislamiento «tendrá el derecho de recibir la docencia correspondiente de forma no presencial, siempre atendiendo a la idiosincrasia y especificidades de cada asignatura».
El centro se encargará de velar porque el estudiante afectado que deba realizar el aislamiento y los contactos estrechos, que hagan la cuarentena, «reciban la docencia de las diferentes asignaturas en las que esté matriculado».
En el caso de la constatación de un número elevado de estudiantes (o resto de miembros de la comunidad universitaria) afectados, cualquier decisión que tenga afectación general de un centro o una universidad deberá ser tomada conjuntamente por los responsables de la universidad y las autoridades de la política sanitaria y universitaria.
A la reunión ha asistido en nombre de Castells el secretario general de Universidades, Manuel Pingarrón, y la directora de Gabinete del ministro, Marta Cruells.
El próximo 3 de septiembre está previsto que Castells comparezca junto al presidente de los rectores de CRUE Universidades Españolas para informar con detalle sobre el inicio del curso universitario 2020/2021.