Por Juan Alberto Valdez
En el año 1998, mediante el decreto 98-98, abril fue declarado mes de la prevención del abuso infantil, en ese sentido, hemos traído a la mesa de discusión un escrito, donde se evidencia la realidad de los niños, niñas y adolescentes del país. Como ya lo he expresado en ocasiones anteriores, el tema infancia ocupa un lugar preponderante dentro de los tópicos que me gusta abordar, no solamente mediante artículos de opinión, sino también, a través de distintos modelos de intervención, implementados en un centenar de comunidades de la región El Valle.
Las múltiples necesidades y problemáticas que afectan a los infantes en República Dominicana, lejos de disminuir, recrudecen a medida que avanzan los tiempos, con el uso desproporcionado de la tecnología, resultado incuestionable de una temeraria supervisión de los progenitores, sumado esto, a la falta de voluntad de importantes sectores de la sociedad, de afrontar los grandes retos y desafíos de la nación en materia de niñez, y por otro lado, la normalización de los abusos contra los menores, en el territorio dominicano.
Entre los tantos retos y desafíos del país en el sector infantil, hay uno, que particularmente me llama mucho la atención… los temas de niñez no son prioridad para gran parte de nuestras autoridades, no hablo del gobierno central, quienes aún con ciertas limitaciones, han evidenciado su interés de importantizar el tema, dando respuestas a algunas de esas problemáticas, con el impulso, creación, implementación y promulgación de leyes, políticas públicas, y programas especiales, a favor de los niños, niñas y adolescentes; me refiero más bien, a los gobiernos locales, dígase: (distritos municipales y ayuntamientos), y por otro lado, los legisladores (senadores y diputados); en el caso de los gobierno locales, gran parte no da apoyo al sistema de protección de sus localidades, y tampoco asignan fondos en los presupuestos de sus cabildos, para los trabajos en el área infantil; de igual forma en nuestro congreso, escasean los proyectos de ley que busquen transformar la realidad de nuestros niños y niñas.
De la misma forma, nos encontramos con otro notable desafío, que amerita una pronta intervención del poder legislativo y el poder ejecutivo de la nación; la ley que aborda los temas de niñez en República Dominicana (136-03), se encuentra bastante obsoleta, ya que tiene 17 años de haber sido promulgada, y pide agritos una modificación integral, donde se contemplen las garantías de todos los derechos de los niños, niñas y adolescentes de Quisquilla, y se plasmen respuestas reales, efectivas y contundentes, a cada una de las necesidades de la niñez, que impiden su pleno desarrollo.
Otro gran desafío para el Estado y toda la sociedad, es la aplicación de procedimientos y medidas de control para identificar, perseguir y castigar, los casos de acoso y violencia en línea, contra los menores de edad; evidentemente, es una acción fundamental que garantizaría el sano crecimiento de la niñez, y mitigará los riesgos a los cuales se exponen con el uso de la tecnología. Para alcanzar estos objetivos, el papel de la familia es determinante, se necesita una supervisión constante y responsable de los padres, madres y tutores, en el uso que dan sus hijos e hijas al Internet; no hacer esto, es maltrato infantil por negligencia; y aunque en la ley 136-03, no se contemple la negligencia como un tipo de maltrato infantil, todos sabemos que si lo es, y más allá de que dicte la ley a favor o no de este elemento en particular, hay una cuestión de conciencia y juicio social, con lo que tendríamos que lidiar por mucho tiempo, sino cumplimos con esta responsabilidad.
Como país nos hemos quedado atrás en la aplicación de los principios generales del Código del Menor, los cuales nos arrojan luz para la adecuada actuación en todas las aristas del tema de niñez en el país. En mi opinión, los tres más importantes son los siguientes: el Principio IV, igualdad y no discriminación; Principio V, interés superior del niño, niña y adolescente; y el Principio 6, prioridad absoluta. Es un gran reto para el Estado lograr la correcta aplicación de los 10 principios del código.
Un desafío importante, es lograr que los temas de niñez ocupe un espacio de primer orden en nuestra agenda nacional. Para nadie es un secreto que el país presenta cifras alarmantes en cuanto al abuso contra los niños, niñas y adolescentes; dígase: abuso físico, sexual, psicológico y violencia y acoso en línea. No reconocer estos flagelos como una gran problemática de nación, es mutilar el futuro de nuestros infantes, y comprometer su pleno desarrollo. Es momento de reflexionar, y trabajar para que eliminemos la cultura de normalización del abuso y maltrato infantil, implementar nuevos patrones de crianza en los hogares dominicanos, impulsar desde el gobierno central un programa de crianza positiva contextualizado y aplicable, y destinar fondos suficientes para el trabajo de prevención del abuso a los niños.
Finalmente, es necesario reconocer, que no se puede considerar el progreso de un país, al margen de la necesidad de garantizar el pleno desarrollo de quienes en el futuro serán el presente de la nación “los niños”.