Las flores de primaveras son muy delicadas por la sencillez del clima, haciendo esto que si llegarán a un robusto cambio de otoño, su anatomía se vería afectada por no ser el ambiente propicio.
Algo parecido diríamos sobre el embarazo infantil, por que es una situación que afecta a millones de niñas en todo el mundo. Además de los riesgos físicos y emocionales que enfrentan, el embarazo infantil también tiene un impacto social y económico significativo en la vida de las niñas, sus familias y comunidades.
En primer lugar, las niñas que quedan embarazadas a temprana edad tienen menos oportunidades educativas y laborales. Muchas veces abandonan la escuela para cuidar a sus hijos o se ven obligadas a trabajar en empleos mal remunerados. Esto limita su capacidad para desarrollar habilidades y competencias necesarias para acceder a trabajos mejor pagados en el futuro.
Además, el embarazo infantil puede aumentar la pobreza en las familias. Las niñas que quedan embarazadas a temprana edad pueden necesitar apoyo financiero adicional para cuidar de ellas mismas y de sus hijos. Las familias pueden tener dificultades para cubrir los gastos médicos del embarazo y el parto, así como los gastos continuos de alimentación, vestimenta y educación de los niños.
El impacto social del embarazo infantil también es significativo. Las niñas que quedan embarazadas a temprana edad pueden enfrentar discriminación y estigma por parte de sus comunidades. Esto puede llevar a la exclusión social, la pérdida de amigos y la falta de apoyo emocional durante un momento difícil, mas cuando se dan los maltratos y abandono por parte de la pareja.
El embarazo infantil puede tener un efecto negativo en la salud mental de las niñas. En el 95% de los casos el padre no se responsabiliza, llevando a esta joven niña o adolescente a caer en estados depresivo y sentimientos de culpa, aborto y hasta suicida. Esta depresión, ansiedad y estrés puede ser debido a la presión social y económica que enfrentan. Esto puede afectar su capacidad para cuidar de sí mismas y de sus hijos y para participar plenamente en la vida social y comunitaria.
En conclusión, el embarazo infantil tiene un impacto social y económico significativo en la vida de las niñas, sus familias y comunidades. Para prevenir el embarazo infantil, es importante implementar políticas y programas que promuevan la educación sexual, la planificación familiar y la igualdad de género. De esta manera, las niñas pueden tener más oportunidades para desarrollarse y alcanzar un máximo potencial.
Escrito por:
MIGUEL IVAN FRIAS JIMENEZ
Capitán del Ejército de República Dominicana
Psicólogo Industrial y Especialista en Terapia y Psicometría.
