Germán Brito abogó porque la independencia de la institución se apoye en algo más que en una coincidencia de un presidente de la República “que no quiere intervenir ni interviene con el Ministerio Público y una procuradora que no tiene aspiración de colocarse a los pies de nadie”.
En su discurso, resaltó la autonomía funcional, administrativa y presupuestaria que reconoce al Ministerio Público el Artículo 170 de la Constitución de la República. “Yo supongo que cuando se habló de que yo fuera la procuradora general, más de uno le dijo al presidente: ¿Usted está seguro de poner a esa mujer? ¿Usted cree que va a poder hablar con ella?”, comentó con una sonrisa.
La magistrada planteó la importancia de la unidad de criterios entre los miembros del Ministerio Público, conforme a los lineamientos institucionales y el respeto del debido proceso, para garantizar la seguridad jurídica y la coherencia interna, pues “si cada uno pudiera sostener una opinión diferente, habría tantos ministerios públicos como funcionarios que componen el organismo”.
También resaltó la necesidad de que el Ministerio Público pueda contar con los recursos presupuestarios necesarios para poder desarrollar los planes que lo mantengan al servicio de la ciudadanía. “Nos hemos acercado a diferentes estamentos que tienen que ver con el presupuesto y hemos tratado de hacerles conciencia de nuestra situación y de lo que desearíamos hacer, que no son cosas de capricho”.
Resaltó que el área de planificación estratégica realizó un acercamiento con todas las fiscalías para realizar un inventario sobre sus fortalezas y debilidades, “porque es muy distinto tú ver lo que te dice una persona en un oficio que ver su situación real, cara a cara”.
Germán Brito resaltó que propugna porque los servidores del Ministerio Público estén al servicio de los ciudadanos y ofrezcan una atención con una mirada humana, sobre todo a las personas con mayores limitaciones económicas que muchas veces hacen esfuerzos extraordinarios para desplazarse a las fiscalías.
Advirtió, además, que se debe cuidar el delicado equilibrio entre la búsqueda de la verdad, que anima la investigación penal, y el derecho a la información de la ciudadanía. “Hay que evitar que la notoriedad de un caso derive en la sobre-exposición mediática de las víctimas y los imputados. En el primer supuesto, para evitar la revictimización; y en el segundo, la estigmatización anticipada y el juicio paralelo”.
La magistrada expresó que a su llegada a la institución ha procurado que el Ministerio Público cumpla con el reclamo social de perseguir la corrupción y el crimen organizado, sin obviar la atención debida a los casos ordinarios, y que el primer reto que ha afrontado en el Ministerio Público es la restauración de la confianza pública “sin dejarnos arrastrar por el populismo penal”.
Afirmó que “el proceso penal no implica pérdida de la dignidad de las personas, por grave que sean las imputaciones, ni tiene cabida para la comisión de arbitrariedades ni atropellos por parte de la autoridad”.
Agradeció la disposición de la AmchamDR para apoyar iniciativas que fortalezcan al Ministerio Público y sus servicios en la virtualidad. “El problema de la virtualidad no es la virtualidad en sí, es la forma en que se inició, sin una adecuación previa, y yo, como diría…, hablo con todos, y me doy cuenta que ahora una certificación que, de tú a tú, con una secretaria te duraba dos días para conseguirla, ahora te dura 15, se dan esas situaciones, y así no puede ser”.
“Pero yo no estoy contra la virtualidad por la virtualidad, sino por la ausencia de un proceso de adecuación previo”, aclaró. En ese contexto, se quejó de que “hubo cierre de juzgados de paz”.
“Por ejemplo, en Bonao había un juzgado de paz en el centro de la ciudad, lo cerraron y trasladaron ese juzgado de paz al palacio de justicia que queda en la autopista”, lamentó.
“El juzgado de paz es un tribunal de proximidad para la gente de ese entorno; si tú se lo lanzaste para allá a una mujer que esté reclamando una pensión, va a tener que tomar dos motoconchos para llegar allá”, dijo.
“La digitalización no es mala en sí, es la no adecuación previa que hubo y ahora hay cosas que cubrir para hacerla, yo diría, que universal”, agregó.
En otro orden, lamentó que a su llegada a la Procuraduría General “nos encontramos con muchísimas cosas que habían desaparecido, archivos, material de computadoras, muchísimas cosas”.
Al finalizar su discurso titulado “Transformación del Ministerio Público a la luz de la nueva visión institucional”, Germán Brito reflexionó sobre la necesidad de que la sociedad dominicana se esfuerce en erradicar la violencia contra la mujer. “Yo aspiro a que un día, ojalá sea pronto, tengamos una generación de hombres que no le den a la mujer una mirada de propiedad; que la vean como su igual, como la que camina junto a él; que no es su posesión, es su compañera”.
Para cerrar su discurso, recurrió a la metáfora contenida en una milonga. “En cuanto a mi carrera, por los años en ella, ustedes habrán notado que este es el último eslabón y hace un tiempo oí en una milonga de Emilio Gauna una expresión que desde entonces hice mía, que a Emilio Gauna el valor le llegó cuando era debido y el coraje que pidió le fue concedido, después se marchó tranquilo”.