Arsenio Quevedo no es un asesino y sus alumnos creemos con firmeza que jamás ha colaborado, en modo alguno, con tales causas. Arsenio es un hombre de pueblo que dedicó su juventud y gran parte de su vida de hombre adulto a formar jóvenes deportistas en San Juan de la Maguana, orientándolos para mantenerlos alejados de los vicios y enfocados en sus estudios, en el trabajo honesto y en el deporte. Jóvenes que hoy son profesionales (médicos, ingenieros, abogados, contadores, militares) destacados y reconocidos en sus respectivas disciplinas.
Arsenio es un hombre del Deporte. Es el padre del Tae Kwon Do en San Juan, así como también fundador de la asociación que agrupa esta disciplina deportiva en la provincia. Es uno de los fundadores de la Unión Deportiva de San Juan de la Maguana y también se desempeñó como Director Técnico de Deporte en San Juan de la Maguana del entonces SEDEFIR (hoy Ministerio de Deportes). Los compromisos y las circunstancias económicas lo llevan al sector Transporte donde la misma naturaleza de esa actividad lo relaciona con personas cuyos principios y conducta no se corresponden con los que él nos orientó y que a su vez nosotros hemos traspasado a múltiples generaciones. La firmeza que conocemos del maestro Quevedo, nos permite asegurar que también en su trabajo como transportista se mantuvo como siempre: justo, equilibrado y apegado a estos mismos principios y conducta que nos inculcó. Fue al sector Transporte a hacer lo mismo a lo que ha dedicado toda su vida: a servir y construir, no a destruir.
Los que, con nuestra moral y nuestras firmas, apoyamos al maestro Quevedo lo conocemos como un hombre íntegro, correcto e incapaz de afectar la vida de ningún ser humano. Resulta doloroso y frustrante escuchar cuando con marcada impotencia, pero con la firmeza que le caracteriza, el maestro Quevedo nos repite: “soy totalmente inocente; no sólo porque así me considere yo, sino porque, además, no hay una sola prueba que me vincule a hecho alguno, ni prueba que en forma alguna afecte mi estado de inocencia. Por principio y por convicción, me considero un hombre de bien, incapaz de dañar a alguien, pero mucho menos colaborar para dañar a un ser humano”. Sin el más mínimo viso de dudas, prosigue: “No existe una sola prueba en la que se evidencie que Arsenio Quevedo, dispuso, dio alguna orden o tomó participación alguna, para hacer daño a alguien; una sola prueba no la hay, para que se me condene.”.
Nos duele en lo más profundo ver como este revés de la vida que amenaza su existencia ha deteriorado su estado de salud física y mental. A pesar de lo impactante que resulta ver su imagen deteriorada y escuchar su voz quebrada, nos alegra percibir que aún no le han quebrado los valores y principios cultivados por años consagrados al Deporte y a la Enseñanza. Tampoco su esperanza ha quebrantado: mientras nosotros le hemos manifestado escepticismo sobre nuestro Sistema de Justicia, él, con todo y la pesadilla que ha vivido, reacciona con visible esperanza: “Espero mi Libertad, como todo hombre inocente juzgado por un verdadero Sistema de Justicia”.
Arsenio Quevedo, maestro, hermano, amigo, esperamos que así sea. Atentamente, sus alumnos de siempre:
Milton Pérez
Richard Alcántara
Manuel de los Santos
José Joaquín Ramírez
Antoni Valdez
Ramiro Caamaño
Sofia Adames
Yisel Paulus
Jorge Eduardo Nin
Jesús María de los Santos Guillermo Prince
Alejandro Bautista
Juan Octavio Mateo
Francis Vargas Mordan
Maxuel Nin Bello
Juan Ramírez
Melvin Pérez Cedano
Marco Familia
Nasiris Pérez
Alejandro Suero
Pedro Antonio Suero
Orioly Mejía
Indira de León
Adalberto Cedano
Milenis Fernández
Manuel Ramírez
Wascar Nin
Soviesky Sánchez
Richard Orozco
Winder Sánchez
Francisco Familia Corleone
Francisco Ramírez
Samuel Rosario
Dalton Pérez
Androver Medina
Edgar Sánchez
Freddy Yanfier Cordero
Jose Rodríguez
Francis Vargas M.
Edgar Sánchez
Richard Orozco
Edgar Andújar
Kelly Ramírez
Teófilo Elías Cabral
Euris de León
Gustavo Ramírez
Heleodoro Montes de Oca
Augusto Medrano M
Wellington Fernández O.