Me he motivado a ocupar tu atenciΓ³n a travΓ©s de algunos pΓ‘rrafos en este escrito, entendiendo que son tiempos muy complicados y difΓciles. Es necesario que en ocasiones alguien ponga la verdad sobre la mesa, verdad que puede ser cruel, dura y amarga; pero a la vez muy necesaria. Lo dicho anteriormente obedece a que los hombres y mujeres de buenos valores merecen ser reivindicados. No somos culpables de las acciones de los demΓ‘s, al final todo cae por su propio peso.Β Β
Hoy vengo a confrontarte con un tema, cuya discusiΓ³n no es muy usual; puesto que evidenciarlo y ponerlo en prΓ‘ctica no es tarea fΓ‘cil y, solo las personas extraordinarias; aquellas que son guiadas por el ideario de sus sΓ³lidos y sanos principios y con altos estΓ‘ndares de calidad humana, pueden abrazarlo y, hacer de Γ©l un estilo de vida. Me llama poderosamente la atenciΓ³n, que ya no se da importancia a cuestiones tan elementales y tan bΓ‘sicas que nos garantizan una buena convivencia y, sobre todo, ayudan a que las relaciones interpersonales sean eficaces, de calidad y duraderas.Β
SΓ© que a tu vida han entrado y salido muchas personas, algunas han sido leales y otras, tal vez, han traicionado tu confianza un sinnΓΊmero de veces. Los que han permanecido a tu lado y han cumplido con lo que una vez se comprometieron incluso, cuando las circunstancias fueron adversas; es porque han entendido que la lealtad es una obligaciΓ³n moral, que debe ser puesta en prΓ‘ctica en momentos de prosperidad y tambiΓ©n en momentos de adversidad. A los amigos, a la pareja, a la familia, a los compaΓ±eros de trabajo; no se les debe dar la espalda cuando nos necesitan. Todo aquel que se fue de tu lado cuando lo necesitabas, aquel que no mostrΓ³ fidelidad, quien no te dio una mano amiga en tu momento de dolor, quien decidiΓ³ hablar de tus defectos a tus espaldas en lugar de ayudarte a mejorar; le faltΓ³ LEALTAD, Β‘si! a los caΓdos de tu pedestal les faltΓ³ LEALTAD.Β
Es muy fΓ‘cil que nos muestren lealtad en nuestros momentos de abundancia y fama; sin embargo, cuando llega la desgracia, la escases o el descredito a tu vida; solo la gente verdadera estarΓ‘ a tu lado, aquel que siempre ha creΓdo en ti, que estΓ‘ contigo por el gran ser humano que eres y, no necesariamente por la posiciΓ³n social, o los bienes materiales que posees. Nunca se debe confiar mΓ‘s de lo que las circunstancias objetivas ameriten, podemos caer victimas de nuestra empatΓa e ingenuidad, no todo lo que brilla es oro, ni todo el mundo estΓ‘ en la capacidad de cumplir con la palabra empeΓ±ada.Β
A esa gente que ha caΓdo del pedestal de tu vida le faltΓ³ lealtad. Esta mΓ‘s que demostrado que se puede vivir gracias al favor de los amigos, a la dicha de pertenecer a una familia, o a una pareja que lo da todo por ti; sin embargo, cuando dictan los intereses personales mΓ‘s egoΓstas y leoninos, o llega un mal momento a tu presente; esos que una vez se beneficiaron y vivieron a expensas de tus desinteresados favores, y se alejan sin dar ninguna explicaciΓ³n; son gente mediocre que pone sus intereses personales por encima de cualquier cosa, incluso, de la amistad mΓ‘s pura y sincera que alguna vez le brindaron. La sociedad anda mal, para la mayorΓa de la gente los valores son relativos y la ideologΓa una cuestiΓ³n meramente teΓ³rica y sin razΓ³n de ser.
Para finalizar, quiero decirte que aunque el mundo sea un lugar donde todo tiene un valor y un precio provisional, las amistades suelan ser para mucha gente algo poco valedero y superfluo, las relaciones de pareja una cuestiΓ³n de moda y sin importancia y, donde algunas veces te hayan pagado mal, aΓΊn dando lo mejor de ti; no te agobies, ni te desesperes, ni cambies tus convicciones. TΓΊ continΓΊa siendo ese ser fiel, excepcional, de profundos y nobles principios, la sociedad necesita mΓ‘s gente como tΓΊ; recuerda que la lealtad es un regalo muy caro, no se puede esperar se puede esperar de gente barata.