Por; Roberto Rosado Fernández
El 16 de agosto de cada año se conmemora el DÍA DE LA RESTURACIÓN. Este es un acontecimiento muy importante para toda la nación. Es la respuesta de la sociedad dominicana dirigida por la Pequeña Burguesia Liberal, encabezada por héroes como Santiago Rodríguez, Lucas Evangelista de Peña, Ulises Francisco Espaillat, Gaspar Polanco, Timoteo Ogando, José Antonio Salcedo, Benito Monción, José María Cabral , Filomeno de Rojas, Gregorio Luperón y otros, quienes entendieron que las ideas de Duarte y los Trinitarios de crear una nación libre, soberana e independiente, no podía perecer por la ambición desmedida de Pedro Santana, de entregarla a España a cambio de beneficios personales y/o , haciendo honor a su condición de defensor de la idea de la anexión y del protectorado a cualquier nación poderosa.
En el Manifiesto de la Restauración del 14 de septiembre de 1863, se indica…..”la anexión a la corona no fue la obra de nuestra espontanea voluntad, sino el querer fementido del General Santana y de sus secuaces, quienes en la desesperación de su indefectible caída del poder, tomaron el partido de entregar la República, obra de grandes y cruentos sacrificios, bajo el pretexto de anexión al poder, de España,….” El mismo documento más adelante señala.”La anexión de la República Dominicana a la Corona de España ha sido la voluntad de un solo hombre que la ha domeñado, nuestros más sagrados derechos, conquistados y vendidos, el Gabinete de la Nación Española ha sido engañado, y engañados también muchos de los dominicanos de valía e influencia, con promesas que no han sido cumplidas, con ofertas luego desmentidas.”
Estos señalamientos muestran la disposición del pueblo dominicano de recuperar el territorio que un puñado de hombres arrebató a los haitianos el 27 de febrero de 1844, sustentó en varias confrontaciones militares desde la batalla del 19 de marzo en Azua hasta las confrontaciones de Santomé y Cambronal en San Juan y Neiba respectivamente, el 22 de diciembre del año 1855.
Esta disposición la recoge el documento citado al decir. “Si el Gobierno de España es político, si consulta sus intereses y también los nuestros, debe persuadirse de que a un pueblo que por largo tiempo ha gustado y gozado su libertad, no es posible sojuzgársele sin el exterminio del último de sus hombres.”
Las campañas militares en Macabón, Carbonera, El Sillón de la Viuda y el incendio de la ciudad de Santiago obligó a los Españoles a abandonar el país y permitir que la pequeña burguesia liberal devolviera el concepto de nación como fue concebido por Duarte y los Trinitarios en 1838, y de esa manera se iniciara lo que se conoce en la historia como el período de la Segunda República ,que duró hasta 1916 cuando nueva vez perdimos la condición de independientes ,intervenidos militarmente por el imperialismo Norteamericano hasta 1924, cuando el Acuerdo Hughes-Peinado los obligaba a salir.
Es una guerra por demás, muy significativa debido a que se derrota, en el campo de batalla, a la potencia más poderosa que existía en ese momento de la historia y se fortalece el patriotismo y la identidad nacional por lo que tanto lucho Duarte desde que aglutinó a la juventud en una Escuela de formación política y formó el instrumento organizado( La Trinitaria), que debía cumplir el sagrado compromiso de orientar todo el proceso hasta lograr el supremo propósito de vivir en libertad bajo el manto de una nación libre ,soberana e independiente de toda potencia extranjera.
El autor es profesor en el centro Uasd San Juan de la Maguana