Washington.- El Fondo Monetario internacional ha rebajado sus previsiones de crecimiento global hasta el 3,2% este año y el 2,9% el que viene, en un escenario de elevada inestabilidad en el que no se descarta que estas estimaciones vuelvan a empeorar.
El Fondo reduce así en cuatro y siete décimas la previsión que publicó en primavera, y revisa a la baja la evolución de los principales motores de la economía mundial -Estados Unidos, China y la zona Euro- y de prácticamente todas las grandes economías del planeta.
Los riesgos de los que el Fondo alertaba en abril se han materializado ya y están afectando a la economía mundial. Se trata de la elevada inflación, una ralentización más larga y pronunciada de lo esperado de la economía de China y los efectos negativos de la guerra de Ucrania.
Pero además, el FMI hace cálculos con otro escenario mucho más adverso en el que imagina lo que puede pasar si los precios no se moderan, hay una parada repentina del suministro ruso de gas a Europa, el endurecimiento de las condiciones financieras ahoga a las economías en desarrollo o la geopolítica impide un desarrollo normal del comercio mundial.
En ese caso, y si se materializaran estos riesgos, el Fondo calcula un crecimiento global inferior aún, del 2,6% este año y sólo del 2% en 2023, una cifra esta última que sólo se ha registrado en cinco ocasiones desde 1970, siempre durante las principales crisis -1973, 1981 y 1982, 2008 y 2020-.
En este informe, el Fondo insiste en pedir a los gobiernos que asuman como su "primera prioridad" la reducción de la inflación.
Y aunque admite que una política monetaria restrictiva traerá "inevitablemente costes económicos", subraya que retrasarla solamente "exacerbaría" dichos costes.
En estas previsiones revisadas, el Fondo muestra que las grandes economías de Europa se están resintiendo más de lo esperado por culpa de los efectos colaterales de la invasión rusa de Ucrania.