Dos haitianos mataron a machetazos a un supuesto brujo de su misma nacionalidad, al que uno de ellos le habría pagado mil 200 pesos para que le hiciera un trabajo de hechicería dirigido a que su mujer que lo había dejado, para que regresara de nuevo al hogar, la cual hasta el momento del crimen no había aparecido por ningún lado.
Así lo informó la oficina de prensa de la Dirección Regional Sur de la Policía con sede en esta ciudad, de Barahona, que identificó al hoy occiso como Tide Mesidié, de 50 años, cuyo cadáver fue hallado en unos cafetales, propiedad de Ramón Gila, ubicados en la loma El Fundo del distrito municipal La Guázara.
Con relación al hecho de sangre, la Policía persigue a unos tales Cristian y Botao, a quienes un sobrino de la víctima que dice llamarse Elnés Mesidié, identifica como las personas que habían amenazado con matar a su tío.
Según la Policía, Elnés declaró que el tal Cristian había pagado mil 200 pesos a su tío para un trabajo de brujería para que hiciera regresar a la casa a su concubina, la cual no fue identificada, quien se había ido del hogar tras una discusión.
Expresó que al no regresar la mujer, Cristian se enfureció y se hizo acompañar por el tal Botao para matar a Tidé Mesidié, quienes tras consumar el hecho, arrojaron el cadáver en los en los cafetales antes mencionados.
Tan pronto las autoridades fueron enterradas del caso, se dirigieron al lugar, al cual no pudieron llegar por lo abrupto del camino que va hacía la referida loma, por lo que se devolvieron y solicitaron la presencia de patólogos del Instituto Nacional de Ciencias Forenses en la ciudad de Azua.
La nota señala que los patólogos subieron este lunes al lugar encontrando el cadáver, y tras determinar que murió de heridas de machete en la cabeza, procedieron junto a las autoridades del Ministerio Público, la Policía y el médico legista, Miguel García Ortiz, a darle cristiana sepultura en el mismo lugar, debido al avanzado estado de descomposición que presentaba.
Oficiales investigativos, profundizan la investigación a fin de determinar las reales causas del hecho de sangre, apresar a los prófugos, identificarlos por sus verdaderos nombres y someterlos a la acción de la justicia.
