Me pregunto si no es posible hacer política sin menospreciar o faltar al respeto al rival. Y ya no es cierto aquello de “no ofende quien quiere sino quien puede”, se trata de calumniar.
En lugar de buscar un horizonte de armonía, tratando de caminar juntos para alcanzar un mejor bienestar común, nos enfrentan unos con otros, y me siento manipulado.
La razón ha dejado de funcionar. Políticos que buscan convertirse en servidores públicos parecen estar convirtiendo sus partidos en sectas donde pesa más la emoción que la razón.
Necesitamos buenos líderes que creen buenos gobiernos y a su vez tengamos buenas administraciones, puesto que llevamos demasiado tiempo huérfanos y desasistidos.
Luis David de la Rosa
Coordinador provincial de Jóvenes Unidos Por el Cambio.