LA ALTAGRACIA. El expresidente Hipólito Mejía afirmó aquí que el país debe prestar mayor atención al gran potencial que tiene la agropecuaria dominicana en el contexto de la economía global, para lo que se necesita un Estado capaz de consensuar políticas públicas con el sector privado
Al exponer como conferencista, con el título “ POLÍTICAS PÚBLICAS APLICADAS AL SECTOR AGROPECUARIO”, en el Congreso Nacional de Productores Agropecuarios, donde se tocan los temas relevantes para la estrategia nacional del desarrollo agropecuario en el período 2020-2030, que se celebra en un hotel de Bávaro, el exmandatario dominicano resalta que dicho potencial se destaca la reconocida tradición agrícola que se expresa en la existencia de una cultura de productores dedicados que aman el campo y que saben producir.
Además, está el espíritu emprendedor de los habitantes rurales del país, el cual, está suficientemente probado, ya que para sobrevivir en las condiciones adversas en que se desenvuelve gran parte de la vida rural, ha sido necesario usar el talento, la creatividad y la persistencia que caracterizan a nuestros hombres y mujeres del campo.
Sin embargo, expresó que para obtener un mejor provecho de las mejoras en la productividad de la agropecuaria nacional se necesita que aumente el papel del Estado en el establecimiento de las condiciones adecuadas para asegurar el desarrollo agropecuario del país en la próxima década.
Dijo que el papel de Estado consiste en que este sea capaz de consensuar políticas públicas con el sector privado para asegurar soluciones justas y duraderas a corto, mediano y largo plazo para lo que no son suficientes las iniciativas y soluciones inmediatistas por parte del Estado, como es el caso de las visitas sorpresa.
Manifestó Mejía que, a fin de tener políticas públicas robustas y eficientes es necesario que las instituciones públicas del sector agropecuario funcionen a favor del mundo rural, lo que significa que exista coordinación entre las instituciones, unidad de propósitos y compromiso con el desarrollo de la agropecuaria y que esto se traduzca en bienestar para la familia rural.
“Es decir, es imperativo que los planes, programas y proyectos estén sustentados en una base institucional coherente, efectiva y con disponibilidad de recursos para que se ejecute lo programado”, expresó el expresidente Hipólito Mejía.
Dijo que también es necesario que el Estado cree las condiciones que aseguren el financiamiento de la producción agropecuaria, es decir, que haya disponibilidad de recursos para el sector agropecuario en las instituciones financieras, tasas razonables, seguros contra riesgos por pérdidas y la creación de un fondo de garantías para asegurarle a la banca la recuperación de los préstamos en caso de pérdidas de las cosechas.
Asimismo, recalcó, “el Estado tiene la obligación de ofrecer el marco de seguridad jurídica necesario a la propiedad rural y a la inversión. También corresponde al Estado dotar al mundo rural de la infraestructura necesaria para el éxito de las empresas agrícolas, desde el momento de la siembra hasta la comercialización”.
En concreto, plantea que se debe disponer de vías de comunicación terrestre en buen estado, sistemas de irrigación, construcción de caminos vecinales y parcelarios, sistema de transporte y capacidad de almacenamiento, entre otros.
Resalta que dos ejemplos que ilustran esa cultura agrícola emprendedora son el tabaco y el arroz.
En el caso del tabaco, la excelencia que hemos alcanzado, nos permite exportar sobre ochocientos millones de dólares de ese rubro.
En el caso del arroz, la eficiencia que hemos logrado en su producción se expresa hoy en la autosuficiencia de ese alimento vital para la seguridad alimentaria del pueblo dominicano.
Resaltó que, por otro lado, nos beneficia la ubicación geográfica de la República Dominicana y las facilidades de transporte de que disponemos para colocar nuestros productos en tiempo razonable en los principales mercados del mundo constituye una ventaja para potenciar el sector agropecuario dominicano.
“Tenemos acuerdos comerciales que nos permiten acceso preferencial a los mercados de El Caribe, Norteamérica, y Europa. Y ahora se nos abre, gradualmente, el acceso al mercado chino”, manifestó.
Sobre el caso del mercado haitiano, dijo “tenemos en ese hermano país uno de nuestros principales destinos de exportación para los productos del agro. El desafío es regular ese mercado a fin de que sea beneficioso para ambos países”.
Expresó que otro componente central del potencial del sector agropecuario es el incremento y la diversificación de nuestro sector turístico. Como es sabido, los turistas nacionales y extranjeros tienen un alto poder de consumo de bienes y productos de calidad, particularmente, frutas, hortalizas y vegetales.
Dualidad de la situación agropecuaria nacional.
Sin embargo, el expresidente Mejía resalta como de justicia señalar que la producción agropecuaria dominicana expresa una dualidad que deben ser tomar muy en serio.
“Esa dualidad significa que, mientras un sector de los productores usa tecnología moderna, tiene acceso a crédito, asistencia técnica, y a sistemas de comercialización más o menos organizados, existe, por el otro lado, el gran mundo de los medianos y pequeños productores agropecuarios que no disponen de esas facilidades para producir y comercializar” señaló.
Esa dualidad, dijo, es importante tomarla como un desafío para las nuevas políticas públicas, por el hecho de que, es sobre los hombros de esos pequeños y medianos productores en quienes descansa la producción del grueso de los bienes alimenticios que consume la mayoría de la población.
Expresó que una gran parte de la producción de víveres, granos, hortalizas, y frutas ocurre en las fincas de esos pequeños y medianos productores.
“Algo similar ocurre con la producción pecuaria, donde tenemos los productores que usan alta tecnología y aquellos que utilizan métodos tradicionales”, dijo.
Amplio que este diagnóstico de la situación actual del sector agropecuario debe también incluir los serios déficits que tiene la agropecuaria en lo que respecta a los servicios de apoyo, como son la transferencia tecnológica, el manejo de plagas y residuos de pesticidas, la disponibilidad de semillas mejoradas, el acceso y el manejo de agua, la infraestructura, el financiamiento y la comercialización, entre otros.